Autoestima y Motivación: ¿Cómo apoyar a nuestros niños a tener confianza en ellos mismos?
La autoestima es el amor que nos tenemos a nosotros mismos. Los niños con sana autoestima son seguros de si mismos y de sus capacidades, toleran mejor la frustración, se relacionan de forma adecuada con sus compañeros, son cooperativos, expresan con naturalidad sus ideas y proyectos.
Por el contrario, los niños que se perciben como poco valiosos, indignos de ser amados y poco capaces (no se aman a si mismos) pueden desarrollar muchos problemas. Actitud crítica consigo mismos, miedo a equivocarse, demasiado complacientes para agradar a otros o rebeldes porque ya abandonaron las esperanzas de ser aceptados. Buscar ser perfectos o abandonar cualquier intento de mejorar, tristes, inhibidos o poco sociables. Un pequeño que no se aprecia a si mismo puede desarrollar muchos problemas de adulto. Depresión, consumo de sustancias, violencia, inseguridad, conflictos familiares, ansiedad, estrés, baja productividad.
Como padres, profesores, hermanos o amigos podemos contribuir al sano desarrollo de la autoestima por lo que es necesario poner en práctica acciones que apoyen y refuercen sus proyectos e invitarlos a descubrir nuevos talentos.
Lenguaje positivo que fomente la seguridad en nuestros hijos. Dar una felicitación, no emitir un regaño si no se alcanzó un objetivo, invitarlo a que lo siga intentando.
Responsabilidades. Al asignar responsabilidades a los niños, demostramos que los consideramos capaces de realizar las, digno de aportar al grupo y que su trabajo es importante. Por el contrario, al hacerle todo a otra persona le estamos demostrando que no lo necesitamos y que es una carga para los demás. Recoger sus juguetes, tender su cama, poner la mesa, guardar su ropa e incluso lavar trastes o barrer su habitación. La sobre protección es muy dañina para la autoestima.

Tareas extraordinarias. Invitar a los niños a practicar diferentes actividades que tengan una dificultad mayor y que necesitan un tiempo más amplio para dominarse tales como: patinar, tocar algún instrumento, andar en bicicleta. Al conseguir estos logros, ellos mismos se van a interesar por otras actividades debido a que han adquirido más confianza y experiencia suficiente.
Escucha activa. Al escuchar con atención y respeto demostramos al otro que es una persona valiosa digna de ser escuchada y tomada en consideración. Respetar el tiempo que nuestros hijos necesitan para comunicar un logro, sentimiento, emoción o una anécdota.

Amor incondicional. Es importante que nuestros niños se sientan amados en todo momento. Cuando hacen las cosas bien y cuando se equivocan, incluso cuando son castigados. Los padres que castigan e imponen consecuencias a los niños desde el respeto y el cariño les demuestran que en la vida hay límites y consecuencias, lo cual es importante. Los padres que gritan, golpean o insultan a los pequeños cuando se equivocan o hacen mal las cosas les están demostrando que sólo merecen ser amados cuando satisfacen las reglas, necesidades y exigencias de otros.
Mostrar afecto puede cambiar la vida de un niño. Un beso, un abrazo, una palabra de amor, les hará sentirse queridos.
Hobbies y proyectos especiales. Apoyar a los niños para que desarrollen sus intereses y aficiones propias es una gran forma de demostrarles que sus ideas y metas en la vida son valiosos y dignos de respeto. Por el contrario, los padres que usan a sus hijos para satisfacer sus deseos frustrados de niñez les están demostrando que sólo serán útiles en la medida que satisfagan los deseos de otros. Y que sus propias pasiones en la vida no son dignas de ser tomadas en cuenta.
Pasar tiempo con ellos. Quizás la forma más sencilla y directa de demostrarle a una persona que es importante, es pasar tiempo con ella. Ya sea conversando, jugando, paseando o comiendo.
Ahora bien, la motivación es el motor de la acción que nos impulsa a cumplir logros, esforzarse por mejorar o alcanzar una meta. A menudo los niños pueden ponerse metas muy difíciles para ellos, como ser astronautas o convertirse en los más rápidos del mundo. Otras veces pueden no entender la importancia de ciertas cuestiones que para los adultos son necesarias, como cepillarse los dientes, lavarse las manos o hacer los deberes.
En estas situaciones se les puede ayudar con motivación.

Cuando tienen el deseo de realizar una actividad, pero no ven resultados y comienzan a frustrarse, podemos darles pequeñas recompensas y reconocimiento por sus esfuerzos. Podemos ayudarles a ver cómo han mejorado, aunque aún estén lejos de alcanzar sus metas. De este modo, con pequeñas recompensas en el camino, los pequeños pueden sentirse más animados a seguir intentándolo y esforzándose. Es mucho mejor recompensar los esfuerzos que los resultados, ya que estos últimos no siempre están en mano de los pequeños.
Por el contrario, cuando no tienen el deseo de realizar la actividad, se pueden poner consecuencias o incentivos. Es importante explicarles por qué esas acciones son importantes y acompañarlos hasta que las interioricen como un hábito y puedan hacerlas sin esfuerzo de forma automática. Es mejor una actividad a la vez, tratar de que adquieran muchos hábitos al mismo tiempo, puede ser confuso y exigente para ellos.
Es importante no pasarnos ni con los premios ni con las consecuencias, ya que podemos conseguir que abandonen sus metas. Evitar que se focalicen en conseguir premios y evitar castigos. Esto sería contraproducente, recordar que es una pequeña motivación, no una obligación.
Hacerlos parte de las decisiones. Esto les hará sentir que su opinión es importante y se esforzarán más en conseguir objetivos.

Escuchar música. Cuando un niño está enfadado, irritado, ansioso, ponerles música los hará cambiar su estado de ánimo. Si es hora de dormir y tiene la energía al máximo, poner música relajante o cuencos tibetanos es muy recomendable. Si está estresado, ponerles su música preferida para que se motiven a realizar sus actividades de una forma alegre.
Jugar creando historias. En ocasiones los niños no desean asistir al colegio porque tienen conflictos con sus compañeros o no les gusta estudiar, entonces a través del juego podemos interpretar diferentes personajes donde les vayamos explicando diferentes situaciones de la vida diaria, como resolverlas o porque son importantes. Poco a poco lo aprenderán e interiorizarán.
Siguiendo estos consejos y guiados por nuestro amor por ellos, podremos ayudarlos a que se conviertan en unos adultos capaces, felices y seguros de si mismos. Finalmente, nuestra misión como padres es prepararlos para cuando no estemos. Esta es la mejor herencia que podemos darles.
Mundo Unicornio es un lugar donde puedes ser tú mismo, divertirte y aprender muchas cosas.
Haydeé Acosta
Psicóloga en formación
Mamá embajadora de Mundo Unicornio
